“Eso es la edad…”
Todas las células de nuestro cuerpo tiene programada desde su nacimiento el momento en el que van a morir, a esto se le llama “muerte celular programada” o apoptosis, donde la propia célula participa activamente en su propia muerte , esto es , se desarma todo el entramado celular parte es reciclado, y parte es desechado por el cuerpo. En este proceso no se produce ni inflamación ni dolor. Todos los días mueren así miles de células en nuestro cuerpo, al punto que se dice que cada 7 años hemos renovado las células de nuestro cuerpo.
Pero hay otra manera de morir de las células , que se llama necrosis, es aleatoria, y esta no está programada, ocurre de imprevisto. Aquí al romperse la membrana celular el material del interior de la célula sale al exterior de repente, sin reabsorberse, y esto es tóxico para el propio organismo. En este proceso si se produce inflamación y/o dolor. Y ocurre por ejemplo cuando nos rompemos un hueso.
En la primera el cerebro no produce dolor porque es algo esperado, no tiene porque activar el mecanismo de protección del dolor, para cuidarse de algo que así esta establecido desde los genes. Sin embargo en la segunda , la necrosis , el mecanismo de protección del dolor si se activa , ya que es algo que no está planificado, y el sistema tiene que protegerse de lo accidental, de lo inesperado.
La vejez es esperada, no ocurre ni de repente, ni por accidente.
Entonces…¿por qué tendría que doler?
Desde esta perspectiva envejecer es un proceso natural , programado genéticamente, por lo tanto no duele. Sin embargo le achacamos a la vejez, o a “que estoy mayor”, “son los años” , “es la edad”, que algo nos duela. Se ha convertido en una creencia, está por todas partes, en todas nuestras conversaciones…
Tener arrugas no duele, bueno, en todo caso a nuestra vanidad.
Las arrugas se pueden tener por fuera, y por dentro…como por ejemplo la artrosis , o las hernias de disco…
Actualizar la información que maneja nuestra mente, al respecto de la vejez, la enfermedad crónica y el dolor , puede marcar la diferencia entre tener dolor o no, y tener , o no, una vejez con bienestar.