Encarna Espunya

¿Qué me pasa doctor?

La I.A.S.P.  (international association for the study of pain) define el dolor como:

“una experiencia sensorial o emocional desagradable,  que expresa la existencia de daño actual o potencial en los tejidos…o que es vivido como tal daño, se siente en el cuerpo,  y modifica la conducta”

De todo lo que dice está definición hoy voy a entrar a profundizar en las últimas palabras… modifica la conducta.

El dolor tiene una función, y es modificar conductas, bien celulares, de los tejidos o globales , esto es, del individuo como totalidad. Un ejemplo de modificación de conducta es tocar un objeto ardiendo, y retirar la mano para que no se queme.

Pero el dolor crónico, o persistente, o una afección crónica , como por ejemplo un colón irritable, ¿qué conducta quiere modificar?.

Para salir de nuestro dolor, molestia y/o  afección crónica esta pregunta nos la tenemos que hacer. Y la que es más importante, ¿estoy dispuesto a cambiar?, esto es, a modificar lo que en mi vida necesita ser modificado para que este dolor o afección,  deje de necesitar activarse.

Mucha gente quiere curarse para volver a hacer lo que hacia antes, cuando la propia curación supone realizar un cambio.

Y este es el gran obstáculo con el que se enfrentan la mayor parte de mis paciente al venir a utilizar este método para curarse de su dolor o afección crónica.

Lo primero que necesita ser cambiado son las creencias. Primero las que tenemos sobre qué es el dolor, y qué es la salud ya  que están obsoletas.

Actualizamos cada cierto tiempo nuestros ordenadores, y teléfonos móviles etc.,  pero sin embargo, el conocimiento sobre el funcionamientos de nuestro organismo, tiene al menos 100 años de antigüedad o más.

Seguimos creyendo que  “es genético” , cuando la epigenética ya se ha cargado ese dogma.

Seguimos creyendo que “es en un virus” , cuando sabemos que nuestro sistema inmune se puede ver afectado por una emoción, al punto de alterarlo, al alza, o a la baja,  por un sentimiento tan común  como es la rabia.

Y seguimos creyendo que porque se observa artrosis en la columna, o en las manos, o en las rodillas, esta es la causa de nuestro dolor.

Seguimos creyendo que un nervio se puede pinzar y es por esto que nos duele la espalda, o nos hormiguean  las piernas, o los brazos.

Eso es lo que hemos creído hasta ahora, y así nos lo ha reforzado la cultura sanitaria vigente.

En el siglo XXI con toda la información que está a nuestro alcance, ya no es un tema de creer, si no de estar informados, con información actualizada y rigurosa, con evidencia científica, de manera que está pueda en potencia ayudarnos a cambiar. Luego el trabajo es nuestro, no hay magia¡¡¡.

 

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